Por Leonor De la Cruz
Florentino Manjarrés Palencia cumple su aspiración de ir a la escuela, aunque a una edad nada común, pasados los ochenta años.
Inició sus clases el año pasado y la edad en que se inscribió, 82 años, lo convirtió en el alumno más longevo de primaria del Distrito de Barranquilla.
Fueron sus hijas Malvis, de 44 años y Damit, de 42 años, las que lo convencieron para que estudiara en vez de estar todo el día en la calle.
Nació en San Martín de Loba, Bolívar, pero se crío en El Banco, Magdalena, nunca había ido a la escuela, ya que quedó huérfano a muy temprana edad y comenzó a trabajar en una finca para ayudar al sostén de su familia.
Se casó y enviudó muy joven. Llegó con sus dos pequeñas hijas hace aproximadamente 40 años a Barranquilla a trabajar en una panadería. Allí aprendió todo lo concerniente a la elaboración del pan, producto muy apetecido en el desayuno de los barranquilleros y decidió abrir su propia panadería en el barrio La Paz, donde laboró por 18 años y pudo sacar adelante a sus hijas y a su nueva esposa Gloria Suárez.
En Las Gaviotas. Los propietarios de la casa donde funcionaba su panadería decidieron venderla y eso dio al traste con el negocio de Florentino, quien tuvo que entregarla y junto con su esposa y sus hijas se mudó al barrio Las Gaviotas. Desde entonces no trabaja más, sus hijas que laboran en una floristería decidieron mantenerlo, pero como es muy inquieto y siempre quiere estar en la calle, el mecanismo que encontraron para que no saliera fue matricularlo en la institución Educativa Distrital Ciudadela Estudiantil, en el ciclo complementario, en el horario nocturno.
Pero eso en vez de ser un castigo para Florentino fue una bendición, ya que su entusiasmo es tal que todos los días sale a las cuatro de la tarde a pie rumbo al colegio, se tarda media hora en llegar y una vez allí espera pacientemente que sean las seis de la tarde para que se inicien sus clases. Mientras, recorre los pasillos, charla con los estudiantes, quienes le profesan gran admiración y respeto y hasta con los profesores que lo ponen como ejemplo de superación.
“Yo no sabía leer, pero conocía los números. Ahora ya estoy aprendiendo a leer con Nacho Lee y me gusta mucho. Además, ya se sumar, restar, multiplicar y dividir”, dice con mucha alegría.
“Además, los profesores y compañeros me ayudan bastate, son un gran apoyo para mí, no tengo queja”, agrega.
ESTUDIAR DERECHO. Florentino está en tercer grado y es tanto su anhelo de aprender que aspira terminar el bachillerato e inclusive ir a la universidad a estudiar Derecho porque ha descubierto que le encantan las leyes.
Florentina Sánchez, de 65 años una de sus compañeras de clase, lo califica como una persona muy motivadora, con gran entusiasmo por la vida y muchas ganas de aprender.
Otra de sus compañeras, Francia Elena Santiago, asegura que el entusiasmo de Florentino por aprender es contagioso y a ella se le ha pegado un poco.
Natividad Pérez, psicopedagoga y profesora del Primer Ciclo, destaca el entusiasmo de Florentino por estudiar. “Es muy puntual y dinámico y le da mucha energía tanto a los que lo alfabetizan como a los demás estudiantes. Tiene muchos deseos de superación y de trabajo y eso es muy admirable a su edad”.
Henry Barragán, rector de la institución, dijo que Florentino Manjarrés recibe educación gratuita. “De los 400 estudiantes que tiene la nocturna él es ejemplo de cumplimiento, llueva, truene o relampagué siempre viene a clase, ya lleva dos años aquí y es motivo de orgullo para el colegio”.
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